Agua, agua,
agua…
y sal.
Y nosotros
aquí,
en esta cáscara,
en este mimbre
que danza entre los vientos,
en este
mecernos como canción de cuna,
en este tiempo
sin tiempo,
en la
inmensidad.
Las manos y el
agua,
los ojos y el
cielo en luminoso
amanecer,
el refugio en la tormenta.
Y este vaivén
que no cesa
y nos señala
la estela,
la huella
transitoria,
la
sal.
Lina Caffarello
De “Paraísos”.
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